Todos pretendemos mas de una vez
sacudirnos los sentimientos
como si fueran polvo o migajas.
Nos aferramos a cárceles racionales
creyéndonos los mas listos
aun siendo los mas tontos.
Solo algún tarado bien majara
sacaría a bailar a la tristeza
y humillaría a su intelecto por amor.
Y los locos no son entrañables
causan espanto como el dolor
puteando siempre a los mortales.