Odio al Dios de los paganos,
de los paganos que son curas
y monjes y budas sin cabeza,
porque no creen en los milagros
porque no saben que todo puede cambiar
de la mañana a la noche, radical,
aunque los vean con sus propios ojos,
aunque miles de agujas se claven en su piel.
¡Jodeos! Yo se convertir el mosto en vino.
La primavera bandolera
me cuenta sus secretos
de perlas robadas a las nubes,
Perséfone, entre dos mundos,
natural trastorno bipolar,
con la conciencia tranquila
se burla de quien pretende
fijar su destino
como quien imprime calendarios.
Hoy pienso que Freud
quería tener coño.
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