Yo antes era muy hipócrita. A veces, tú eres muy ingenuo, te dejas arrastrar por la corriente y los peces te pegan su olor a pescado. Siempre fuimos ingenuos, es tan evidente que pasa desapercibido. Ahora me arden las entrañas, las venas, los nervios, las arterias, cada poro humea y de mi boca salen llamaradas, mientras huyen los dragones acobardados. Los dragones que más incendian se quedan sin amigos.
Estos ancianos de hoy en día no respetan a los jóvenes. Si me preguntan daré ejemplos,
pero el silencio es esclarecedor.

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