Odio esta casa.
Por el aire amargo
caen pesadas voces
como rocas.
El fantasma de la niña
llora porque aun sigo aquí.
Estoy tiritando,
afuera treinta y cinco grados.
Meto mis cosas en un hatillo,
pero las paredes negras todavía me acogen.
Odio esta casa.

No hay comentarios:
Publicar un comentario