Donde siempre se clava la realidad
nacen los sueños heridos,
por eso no cambiaría nada, ni mis pesadillas,
por una vida vacía de las que tanto se llevan.
Algún día se me atrofiaran los sentidos
y aún sin morir estaré muerta.
Pero mientras pueda sentir, sentiré
cada latido como el primero y el último
aunque llore como un bebé y me queje como una vieja.

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