Sigo en la orilla debatiendo con la niebla.
El agua está demasiado fría
y no tengo dinero ni ganas de seducir al barquero.
Planeo cruzar el atlántico en coche-balsa.
¡Qué se me caiga el techo antes que vivir de su farsa!
¿Viste el ritual de la faraona del dimitir?
Sonreír y pestañear para su maldad fingir.
Respirar el aire de la ciudad es como esnifar wasabi.
Ya se fue el genio del verano con un duende en cada mano.
Una sola luna, cientos de estrellas solitarias, el fuego estalló ¡oh sagrada metralla!
Los ojos de la urbe quieren comerme el hígado cuando me enfrento a ciertos amaneceres.
Escribir es como hacer caquita y como golfear: no cura pero ayuda.
Las palabras son muy traicioneras.
No puedo ser tu novia, se me da fatal.
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