sábado, 28 de diciembre de 2013

Un día normal.

Podemos dar un paseo por mi odio
solo si tú quieres
subir a la montaña de la desesperación
arrastrarnos entre sus escarpadas rocas
gritar desde lo alto que somos poderosos.

Mañana regresaré triturada y sonriente:
“Seguimos vivos, según parece”.
Ya no tendré vértigo.

Hoy tengo más miedo a dormir
que a la muerte.
Anoche estuve en medio  de una guerra.
Caían misiles. Encontré un lugar seguro
y no me dejaron salvarme.
En cambio, después he abierto los ojos,
sigo viva, según parece.
Ya no se me pudren las caricias en la rama
ni tiro a la basura sacos de besos marchitos.
Pero una maldición hace brotar de mi descanso mil infiernos
y me levanto arrastrando montañas de odio
de las que crece este matorral.




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