En tus brazos abiertos, en tu pecho caliente y palpitante quiero protegerme del frío y de la lluvia.
Pero no veo un refugio, ni te necesito como un niño el calor de su madre, sino que veo una trampa que permite la supervivencia de las serpientes constrictoras y me alejo para que tu veneno no me alcance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario