Tengo el mundo entero bajando por los intestinos
un loco con su perro en el corazón.
En la cabeza, se refleja el diablo que guiña sus mil ojos
mientras apaga la vela que me lleva a encadenarme a ese dios
venerando el falo del sátiro y la piel de la ninfa
pariendo dramas de dudoso amor incondicional
flechas que se clavan o son clavadas.

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