Pringadas.

Te consideras una niña buena
porque obedeces a tu mamá
y si te dice que te tires de un puente
tú lo haces sin rechistar.

Me miras por encima del hombro
mientras yo trazo mi destino,
te cuelgas de cualquier tonto
que gire alrededor de tu ombligo.

Deberías vivir en el siglo XIX
o quizás en la antigüedad
pero no cual diosa o ménade
sino como pringada de las de verdad.

III

Pienso en ti
y me da vergüenza
que me veas
con ropa.

No puedo imaginarte
sin entrar en una espiral
de deseo insaciable
(y esto es solo una manera
elegante de hablar)

Dudo de mi salud mental
cuando planeo secuestrarte
pero mejor estar loca de atar
que joderme y aguantarme.

VII

Frívola y malévola

me permito ser

a solas o acompañada,

lo injusto sería no hacer

pasivamente, como una santa.

Hipócrita y mezquino

soberbio y humillante

arrogante y sumiso

sería mi carácter

si no injuriara y malograra

pavoneándome siempre

con sonrisa de ángel.

...

Te creíste todo
cuando el espejo empañado
te dijo que eras niebla.

No me arrepiento
de haberme enamorado
del reflejo de mi rostro
en la superficie del lago.

I

Algunas páginas parecen eternas

y sin embargo, terminan,

como aquellos castillos inexpugnables

que ahora yacen abandonados.

Yo provoqué mi ruina.

Dinamité mi templo,

voló por los aires.

Era la única elección posible.

Tú no puedes decirle a un trueno que no caiga

ni escuchar a un búho rebelde gritar en la noche

en un bosque con mas fantasmas que árboles.

Pero si no puedes venerar a la luna

con mas ruido que los que adoran al sol

(para desatar su furia)

la verdad es que me alegro.

XIV

He visto a cupido lanzar flechas con ántrax
pero puedo asegurarte que lo puse a cuatro patas.
Él era mi perro, yo le lanzaba la pelota
y siempre me la devolvía baboseada y rota.

XXI

Voy a quemar mis naves
para el mar de lágrimas madera
acero para el de cristales.

XXVIII

Sin alma

sin cuerpo

sin camino

ni viento que te empuje

ocultando una sonrisa fatal

no es tan fácil como soltar las cartas y abandonar la mesa

aquí tienes que apostar o te mueres.

No se puede prender fuego a las cenizas.

XI

Nunca me rindo, cambio la estrategia,
recupero fuerzas, mejoro las armas.
Con vestiduras desgarradas una musa
me entrega una armadura indestructible
hecha de plumas y ante sus ojos
la hago añicos y la echo de casa.

XXII

No tenemos que preocuparnos de las formas
ni tomar por verdad suprema suposiciones imaginadas,
simplemente tenemos que jugar las cartas
de la manera mas loca y feliz posible.
Sólo un diablo puede resolver ciertos problemas.

XXI

Con el silencio acribillado, con la garganta rota a gritos,
en una fortaleza en supuestas condiciones de paz,
el espíritu retumba espasmódico y la razón,
harta de llanto, delira ebria y risueña.
Los buitres desvergonzados graznan y respiran,
graznan y respiran cada segundo,
entre alaridos de niños torturados, bombas y disparos.
El estallido de un trueno
que despierta todas las bestias
mil ojos abriéndose en el pecho
la araña que se atrapa en su tela
un temblor que destila lágrimas
un reloj de arena perdido
ansioso de ser volteado.
Borrachos, borrachos de maldad
y ganas de beber para ser mas malos.

Ratas.

Las heridas no se cierran desgarrando a otros
huyo sin evitar mirar atrás de reojo
intento ilusionarme con engaños que yo misma creo
escondo un vertedero de visiones surrealistas
parece que mi fuerza se disolviera en el vaso
y siento que miento en cada palabra
excepto cuando nadie me cree.

Quisiera poder amar
quisiera poder ser ama
de una perra que se llame muerte
y caminando a mi lado me recuerde
que intuye todo animal
dándome apoyo moral
porque sus dientes me defienden.

XVII

Histérica me persigue,
dice ser huérfana,
me acuna entre maullidos desconsolados,
me desgarra suavemente el alma.
¿Cómo quieres que sonría?
¡Qué la cuide su madre,
esta tristeza no es mía!

Reina absoluta de los débiles
osas doblegar al espíritu mas fuerte,
y con un velo de dulces palabras
que tapona momentos podridos
te haces apellidar melancolía
y vienes enamorando.
Pero te conozco bien, arpía,
no me penetres con tu daga
si no quiero imitarte
repelente, llorica, pesada.

Me asola la necesidad de soledad
pero esta zorra no me deja en paz.