Histérica me persigue,
dice ser huérfana,
me acuna entre maullidos desconsolados,
me desgarra suavemente el alma.
¿Cómo quieres que sonría?
¡Qué la cuide su madre,
esta tristeza no es mía!
Reina absoluta de los débiles
osas doblegar al espíritu mas fuerte,
y con un velo de dulces palabras
que tapona momentos podridos
te haces apellidar melancolía
y vienes enamorando.
Pero te conozco bien, arpía,
no me penetres con tu daga
si no quiero imitarte
repelente, llorica, pesada.
Me asola la necesidad de soledad
pero esta zorra no me deja en paz.
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