Que se funda mi hielo en tus cascadas
que mi tierra se beba tu mar
que mi viento avive tu hoguera
que nunca tengamos que disparar
que nos caliente el fuego hasta que
-de nosotros y nuestros demonios-
solo queden aquí, en el infierno, cenizas,
que su dios no tiene ni corazón ni verdad.
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