Siempre están en guerra,
en mi casa siempre están en guerra.
Voces, gritos, insultos,
insultos, voces, gritos,
improperios, improperios y más improperios.
Yo absorbo toda la rabia, la cólera, la ira,
todita la absorbo
y me rugen las tripas,
la sangre, el corazón,
los huesos, los pulmones,
el hígado, los ovarios, las uñas,
me estalla la cabeza
y todas mis vísceras se retuercen como serpientes epilépticas.
Pero estoy aquí,
asumiéndolo,
tranquila,
inmóvil.
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