Cómo suicidarte del todo:
Clavándote una estaca en el alma,
una lanza ardiente,
abrirte en canal y ver
como aparecen seres
cuya existencia desconocías
mientras alguien que te espía
te encuentra tranquila y apática,
sentadita con un rotulador y un cuadernito.
Fumarte un porro o dos
bajo una nube de vainilla
hasta que cada palabra
signifique todas
o no signifique nada.
Colmar líneas de angustia,
hartárlas de nostalgia,
para un minuto después
darte cuenta de que
ya no eres
quien confesó lo escrito
pero lo escrito te persigue
aun muerto
más hermoso que en vida
y, si pudiera verlo
más alegre
diría.
Qué efímero
qué ilusorio es todo
¡cómo podría no matarme a su lado!
La que empezó el manual de suicidios
ya está muerta
y su sombra libre
que quiere ser la sombra del infinito
se adapta a cada flor y a cada perro
que vienen a verla a su entierro.
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